Durante los últimos ocho meses, un grupo de mujeres valientes ha caminado juntas, sesión a sesión, por un sendero de reflexión, autocuidado, escucha y crecimiento. Y hoy, al cerrar este proceso, lo hacen con estas palabras:
Crecimiento emocional positivo. Agradecimiento mental y sentimental. Autocuidado. Autoconfianza. Ha florecido el autoconocimiento y la empatía. Semillas para seguir cultivando: ilusión, amor, gratitud, calma. Aprendizaje, serenidad y cariño.
Estas palabras no son solo un cierre, son el reflejo de un proceso profundo: el de poner la mirada dentro y empezar a cuidarse desde ahí.
El autocuidado emocional: más que un lujo, una responsabilidad
En psicología positiva, el bienestar no se entiende como la ausencia de malestar, sino como la presencia activa de recursos internos que nos permiten vivir con plenitud. Uno de esos recursos es el autocuidado emocional y mental.
Autocuidarse emocionalmente es reconocer nuestras necesidades internas, establecer límites, cultivar pensamientos que nos nutran, y aprender a regularnos en medio del caos. Es hablarnos con compasión, permitirnos descansar, y no solo sobrevivir… sino vivir con sentido.
Martin Seligman, uno de los padres de la psicología positiva, nos recuerda que el bienestar florece cuando integramos emociones positivas, relaciones significativas, sentido, logro y compromiso. Y todo eso, cada una de estas mujeres, lo ha sembrado en este camino.
Cultivar en comunidad
Algo poderoso ocurre cuando el autocuidado no es un acto solitario, sino compartido en un espacio seguro. En este grupo, el apoyo mutuo, la validación, el silencio sin juicio y las palabras honestas se convirtieron en abono para crecer juntas.
No se trata de haberlo hecho todo perfecto, sino de haber dado el paso. De haber elegido cuidarse. De haberse atrevido a ser.
Lo que nos llevamos
Nos llevamos certezas sembradas en forma de semillas. Algunas ya florecen, otras lo harán a su debido tiempo. Porque esto no es un final, es una siembra.
Gracias a todas las que han formado parte.
Y gracias a ti, lectora, si estás leyendo esto, por abrir un espacio a tu cuidado emocional. Porque cuidarte no es egoísmo. Es tu punto de partida.